Causas de los deslaves
Las capas del suelo están unidas por variadas fuerzas, y una de ellas es la fricción, una fuerza de resistencia al deslizamiento entre dos superficies. Es justamente lo que ocurre con la tierra, pero si algún elemento se introduce entre las superficies inclinadas se produce un deslizamiento.
Un deslave puede iniciarse en la ladera o en una pendiente pronunciada si la tierra de ésta se satura rápidamente con agua. Las principales causas son las siguientes:
- Lluvias excesivas o intensas. En zonas altamente susceptibles a los deslaves, pueden ocurrir después de una racha corta de lluvia.
- Agua de deshielo que debilita el suelo.
- Erosión causada por corrientes de agua.
- Modificaciones en las aguas subterráneas.
- Cambios en el nivel del agua.
La velocidad del flujo depende de la cantidad de agua, el volumen de la tierra, el ángulo de inclinación y el tipo de tierra.
Algunas zonas son más vulnerables que otras. Por lo general, aquellas cuyo suelo ha sido modificado por las acciones humanas o por los incendios forestales u otros desastres naturales, tienen más probabilidades de sufrir deslizamientos de tierra, así como aquellas pendientes modificadas para la construcción de edificios y las zonas escarpadas situadas en la parte inferior de las montañas o cañones.
En resumidas cuentas, se puede decir que las causas de los deslaves son geológicas, morfológicas y antropogénicas (derivadas de las actividades humanas).
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